La Carta
Buenos Aires
Lujan:
Lujan como nombre y apellido, Lujan un lugar desconocido.
Cuál era cuál, quién era quién, me gustó jugar a la idea de que yo podía inventarte el sitio en donde estuvieras bien.
Ese entre todos de seguro fue el error más grave: no quise ver que me pedías que no te obligara a ser tan grande, magnífico e inmortal como tus personajes galácticos (esos que te dañan y que amás), no podía comprender que a pesar de ser de otros lados, contra todo y aún furioso querés quedarte acá... que extraños que somos, decís que te asusté, sentiste que te invadía...
...y yo que siempre me voy... ya que era yo la que aplaudía fuerte, como si un batir las palmas fuera capaz de darle un empujón a tus alas nuevas y verdes, como al fin pudiendo olvidarme que no tengo lugar (por un momento olvidarme que no tengo lugar), como si en ello estuvieras tan comprometido.
Qué podías saber de mi falta de espacio (tan poco, que no veías que lo necesitaba, que pensabas que estaba intentando utilizar el tuyo); de que mi sitio en otro mundo ya lo tengo, y resulta que aquí no quiero/puedo disponer de ninguno; y que lo que quería era que vos disfrutaras de aquel en el que crees estar (tal vez conmigo), y que tenés.
Pero te encuentro detenido; con miedo de irte y no saber a dónde.
Con temor a descubrirme y descubrirte; y pensando que en ello uno abandona vida, y lo abandonan.
Ahora te busco, hoy estoy decidida, hoy (pero hoy ahora) quiero que vos también me busques, quiero nuestra oportunidad de todas formas.
Deseo ferviente de coincidir la magia, de propiciar el juego.
/Ojalá que sí, que sí por vos, por vos por mí/
Mañana no sé, mañana tal vez vuelva a convencerme con tu ausencia de que no te hace falta salir, de que sos feliz así, sin mi por ahí tropezándome con tu absurda manera de sonreír y no hablar: porque total te entiendo igual (me entiendo tras la espera y el buscar).
Alegría
Lujan:
Lujan como nombre y apellido, Lujan un lugar desconocido.
Cuál era cuál, quién era quién, me gustó jugar a la idea de que yo podía inventarte el sitio en donde estuvieras bien.
Ese entre todos de seguro fue el error más grave: no quise ver que me pedías que no te obligara a ser tan grande, magnífico e inmortal como tus personajes galácticos (esos que te dañan y que amás), no podía comprender que a pesar de ser de otros lados, contra todo y aún furioso querés quedarte acá... que extraños que somos, decís que te asusté, sentiste que te invadía...
...y yo que siempre me voy... ya que era yo la que aplaudía fuerte, como si un batir las palmas fuera capaz de darle un empujón a tus alas nuevas y verdes, como al fin pudiendo olvidarme que no tengo lugar (por un momento olvidarme que no tengo lugar), como si en ello estuvieras tan comprometido.
Qué podías saber de mi falta de espacio (tan poco, que no veías que lo necesitaba, que pensabas que estaba intentando utilizar el tuyo); de que mi sitio en otro mundo ya lo tengo, y resulta que aquí no quiero/puedo disponer de ninguno; y que lo que quería era que vos disfrutaras de aquel en el que crees estar (tal vez conmigo), y que tenés.
Pero te encuentro detenido; con miedo de irte y no saber a dónde.
Con temor a descubrirme y descubrirte; y pensando que en ello uno abandona vida, y lo abandonan.
Ahora te busco, hoy estoy decidida, hoy (pero hoy ahora) quiero que vos también me busques, quiero nuestra oportunidad de todas formas.
Deseo ferviente de coincidir la magia, de propiciar el juego.
/Ojalá que sí, que sí por vos, por vos por mí/
Mañana no sé, mañana tal vez vuelva a convencerme con tu ausencia de que no te hace falta salir, de que sos feliz así, sin mi por ahí tropezándome con tu absurda manera de sonreír y no hablar: porque total te entiendo igual (me entiendo tras la espera y el buscar).
Alegría
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