Cavidades
23 de Agosto de 1999 Madrid
Húmeda entrada al paraíso,
corte grotesco que su naturaleza le da.
Hueco huidizo, abriéndose a la nada;
y más adentro el nido
rebosando ternura, aguardando la magia.
Una espera sangrante, una herida indolora,
un corazón gigante, deshojando las horas
mientras los huecos se tuercen en aromas,
dando vuelo a los sueños que el instinto elabora:
las manos recogiendo el agua de la vida
la noche fuente ardiente
la risa de estar sola
la incontenible prisa
la piel que toma música del hombre que la adora.
Alegría
Húmeda entrada al paraíso,
corte grotesco que su naturaleza le da.
Hueco huidizo, abriéndose a la nada;
y más adentro el nido
rebosando ternura, aguardando la magia.
Una espera sangrante, una herida indolora,
un corazón gigante, deshojando las horas
mientras los huecos se tuercen en aromas,
dando vuelo a los sueños que el instinto elabora:
las manos recogiendo el agua de la vida
la noche fuente ardiente
la risa de estar sola
la incontenible prisa
la piel que toma música del hombre que la adora.
Alegría
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