Rodrigo
(a mi hermano) 1998 Buenos Aires
Llevas encima la carga
de tus dieciséis años,
una bella caricia,
que el tiempo imprimió en tus manos.
Como un pequeño duende,
irás olvidando los juegos del ayer
buscando nuevos.
Queres ser un hombre,
pero creés aun en todo lo que podes ver.
No sabés, corazón tierno,
cuanto puede golpearte la vida
si te descuidas,
tanto que no lo prevés.
Lo ignoras: pero no es injusto;
porque así el viento que sopla en tus espaldas
se te figura nuevo cada día.
Hay un ángel guardián
detrás de tu mirada;
y un amor que te amasa
que te desborda el alma.
Jamás va abandonarte tu místico misterio
(lo se, mi amor, lo siento)
porque descubrió allí Dios
un fiel oasis de calma
para su paso eterno.
Alegría
Llevas encima la carga
de tus dieciséis años,
una bella caricia,
que el tiempo imprimió en tus manos.
Como un pequeño duende,
irás olvidando los juegos del ayer
buscando nuevos.
Queres ser un hombre,
pero creés aun en todo lo que podes ver.
No sabés, corazón tierno,
cuanto puede golpearte la vida
si te descuidas,
tanto que no lo prevés.
Lo ignoras: pero no es injusto;
porque así el viento que sopla en tus espaldas
se te figura nuevo cada día.
Hay un ángel guardián
detrás de tu mirada;
y un amor que te amasa
que te desborda el alma.
Jamás va abandonarte tu místico misterio
(lo se, mi amor, lo siento)
porque descubrió allí Dios
un fiel oasis de calma
para su paso eterno.
Alegría
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