Boba
Buenos Aires
Los brazos muy blancos tenía,
de nívea porcelana
se exhibía:
un laberinto bifurcado de su pecho a las manos
extremidades bellas, crueles piezas sin tacto.
Un vientre blando y durmiente, sin latidos,
el corazón helado e indecente.
Quiso ser su conciencia la dueña de su encanto
y terminó quebrada en una mueca,
sin lograr poseerle
durmiendo con extraños.
Alegría
Los brazos muy blancos tenía,
de nívea porcelana
se exhibía:
un laberinto bifurcado de su pecho a las manos
extremidades bellas, crueles piezas sin tacto.
Un vientre blando y durmiente, sin latidos,
el corazón helado e indecente.
Quiso ser su conciencia la dueña de su encanto
y terminó quebrada en una mueca,
sin lograr poseerle
durmiendo con extraños.
Alegría
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